Queridos hermanos conozcamos cada vez má a Jesús Sacramentado, por ello les invito a leer este ensayo, donde se ilustrarán sobre la presencia viva de este Dios entregado por nosotros. Y que se quedó en medio de nosotros en el SAGRARIO.
Hablar de la Eucaristía, comúnmente llamada por nosotros “Comunión”, es hablar de la mayor manifestación de amor que Dios ha tenido para con nosotros. Dios no ha querido nunca dejarnos solos, aún cuando nosotros lo hayamos podido abandonar. Cuando éramos incapaces de volver a Dios, él nos entregó a su Hijo, Dios mismo hecho hombre para transmitirnos, el mensaje de amor. Y bajo esta primicia, al momento de partir, sabiendo él cómo somos nosotros, más allá de entregarse al sacrificio por alcanzarnos la Vida Eterna, quiso quedarse con nosotros hasta el final de los tiempos, escogiendo la manera más accesible de entender para el ser humano como lo es a través del alimento. Tan simple pero como trascendente, quizás hasta desapercibido para algunos, Jesús ha permanecido entre nosotros bajo las especies del alimento; siendo ésta una de las primeras necesidades del hombre, y Dios para darle el lugar que le corresponde, perpetuó su presencia por el Pan y el Vino significando lo que debe representar él para nosotros.
Según la Lumen Gentium (11): “La Eucaristía es la fuente y cima de toda vida cristiana”. Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. "La Eucaristía significa y realiza la comunión de vida con Dios y la unidad del Pueblo de Dios por las que la Iglesia es ella misma. En ella se encuentra a la vez la cumbre de la acción por la que, en Cristo, Dios santifica al mundo, y del culto que en el Espíritu Santo los hombres dan a Cristo y por él al Padre" (“Eucharisticum mysterium" 6).Cada vez que asistimos a Misa y el Sacerdote pronuncia las palabras consagratorias, hace presente a Cristo, vivo y resucitado, en las especies de Pan y Vino lo cual se ha denominado el misterio de la Transubstanciación, que no es otra cosa que el cambio de la sustancia, deja de ser pan y vino para transformarse, transubstanciarse en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
La Eucaristía es el sacramento en el cual bajo las especies de pan y vino, Jesucristo se halla verdadera, real y substancialmente presente, con su cuerpo, su sangre, su alma y su divinidad. Se le llama el “sacramento por excelencia”, porque en él se encuentra Cristo presente, quien es fuente de todas las gracias. Además, todos los demás sacramentos tienen como fin la Eucaristía, ayudando al alma para recibirlo mejor y en la mayoría de las veces, tienen lugar dentro de la Eucaristía. Esta es la exclamación de san Agustín sobre este gran misterio: "¡Sacramento de piedad, signo de unidad y vínculo de caridad!".
Por otro lado a este sacramento se le nombra de muchas maneras dada su riqueza infinita. En primer lugar, Eucaristía quiere decir acción de gracias, es uno de los nombres más antiguos y correcto porque en esta celebración damos gracias al Padre, por medio de su Hijo, Jesucristo, en el Espíritu y recuerda las bendiciones judías que hacen referencia a la creación, la redención y la santificación. También se denomina; Banquete del Señor porque es la Cena que Cristo celebró con sus apóstoles justo antes de comenzar la pasión. En la noche del Jueves Santo (1 Col 11, 20).
Se llama también, Fracción del pan porque este rito fue el que utilizó Jesús cuando bendecía y distribuía el pan, sobre todo en la Última Cena, la noche que instituyó este sacramento. Asamblea eucarística porque se celebra en la asamblea o reunión de los fieles. Santo sacrificio, porque se actualiza el sacrificio de Cristo. Es memorial de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Se llama Comunión, porque es la unión íntima con Cristo que nos hace partícipes de su Cuerpo y de su Sangre. Por último entre tantos nombres que recibe este sacramento considero el de la Santa Misa, ya que es el más común y el que todos los cristianos católicos conocemos y llamamos a la celebración litúrgica de este sacramento y posee un sentido de misión, llevar a los demás lo que se ha recibido de Dios en el sacramento. Esta expresión ha sido usada desde el siglo VI, tomada de las últimas palabras, de la celebración eucarística en latín “ite missa est".
La Eucaristía es, por eso, el “centro”, el corazón de toda la vida de la Iglesia; el centro de cada comunidad cristiana, que encuentra en su celebración su sentido y su culminación. Pero centro también de toda la “historia de la salvación”, que es la manifestación de los designios de amor de Dios al hombre, que culmina en Cristo y se nos da en la Eucaristía. “Habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo” (Jn 13, 1). La Eucaristía tiene sin duda una importancia sustancial y primordial para la vida de la Iglesia. De tal forma podemos decir que, entender y vivir la Eucaristía es comprender y vivir lo esencial de nuestra fe, de nuestra vocación cristiana y sacerdotal: “La persona que comulga bien, todo lo hace bien” dice San Vicente Paúl. Para ello veremos algunos textos que destacan esa importancia:
“En la Eucaristía perpetuamos el sacrificio pascual de Cristo. Es banquete pascual, en el cual se recibe como alimento a Cristo” (SC, 47). “La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana” (LG, 11). “De la Eucaristía vive y crece la Iglesia” (LG, 26). “La Eucaristía contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, Cristo mismo, nuestra Pascua” (PO, 5). “La Eucaristía significa y realiza la comunión de vida con Dios y la unidad del pueblo de Dios” (CIC. 1325). “El mayor de los sacramentos, porque contiene al autor de los mismos” (Sto. Tomás). De estos textos se deducen varias cosas importantes:
Sin Eucaristía no hay Iglesia, ni vida cristiana y sin iglesia no hay Eucaristía. En la Eucaristía encuentra la Iglesia y el cristiano su sentido pleno, su razón de ser. La Eucaristía es la liturgia por excelencia, donde se realiza plenamente la santificación y el culto; el encuentro personal e íntimo del hombre y Dios. La Eucaristía garantiza el crecimiento y la salud de la Iglesia y de la comunidad cristiana.
Como la mesa reúne a la familia, es el centro de la vida familiar, lugar de encuentro, lugar de donde parte y hacia donde convergen inquietudes, proyectos, esperanzas, alegrías y tristezas, sufrimientos y luchas de toda la vida familia. Así es la Eucaristía en la familia de la Iglesia. Es la mesa que reúne a los hijos de Dios en comunión de amor y de vida. En la Eucaristía culmina el proceso de la iniciación cristiana. En ella, el bautizado se inicia en el misterio de la comunión plena con Cristo y con el cuerpo de Cristo, que son los hermanos. Ella es el centro de la vida sacramental y también de toda la vida de la Iglesia: de ella parte y hacia ella se dirige toda la vida de la Iglesia, de cada comunidad cristiana y de cada cristiano. Sin duda que la Eucaristía es el centro de la vida cristiana, porque ella la nutre, la santifica, ella contiene toda la fuente de gracia y de santidad, que es Jesucristo en persona, Él se ofrece como alimento de vida eterna, como Padre, Amigo, Hermano, Buen Pastor, Médico y medicina de nuestras almas y cuerpos enfermos. Acerquémonos con gran respeto y dignidad a esta fuente inagotable de gracia y de santidad, Jesucristo Pan de Vida.
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